domingo, 15 de abril de 2018

EMOCIÓN, APRENDIZAJE Y MAGIA

No miento cuando digo que no tenía apenas ganas de viajar a Portugal con 44 personas durante una semana. Tenía claro que me iba a aburrir y que me arrepentiría, pero efectivamente me equivocaba.

El viaje no solo supuso ir a Portugal, un país que parece que pasa desapercibido, pero que cuando llegas y lo descubres, ves que tiene mucha historia.

Fátima es un lugar lleno de devoción y sentimientos, en el que seas o no católico, va a llegar a tu corazón toda la historia que envuelve ese emblemático lugar (a mí me llegó).

En Coimbra, Tomar y Nazaré sentí magia, visitando lugares que no sabía que existían.

Lisboa y Porto no me decepcionaron. El mítico tranvía que recorre la capital, es tan bonito como aparece en las postales. En la segunda ciudad del Duero y sus puentes, hacen que sea un lugar icónico. Ambas ciudades coinciden en que vayas por la calle que vayas, vas a descubrir pequeños lugares, esos que hacen que el país tenga tanto encanto.

Como digo no solo supuso ir a Portugal, fue convivir con muchas personas, de las cuales a más de la mitad no conocía. A muchos los ves en los pasillos, pero nuestros prejuicios hacen que no queramos ni saludarles.

Gracias al viaje pude conocer a personas nuevas que espero que sigan caminando conmigo, con otras reforcé lo que ya tenía, dándome cuenta a quién necesito en mi vida y quién me quiere de verdad. Pude abrazar a alguna persona con la que lo daba todo por perdido, pero sobretodo me reí, disfruté y fui feliz, muy feliz.

Por todo esto, resumo el viaje en emoción, aprendizaje y magia. Ojalá algún día pueda volver, recordando por donde y con quien pasé. En cualquier caso, en un trocito de mi corazón ya reside esta experiencia inolvidable.

Ángel P. L.